Editorial

Litueche, la Estrella y Marchigüe, sin brillo

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Litueche, La Estrella y Marchigüe… Sin brillo

Hoy la compañía generadora de electricidad (CGE) está contagiada de un espíritu talibanesco, por los sucesivos cortes de luz que se suceden en forma reiterada en las comunas mencionadas, sin contar la interrupción del servicio eléctrico con cortes programados.
La energía se genera, se transporta y se distribuye a los clientes que cuentan con el servicio (obvio), siendo CGE distribuidora.
Los cortes se pueden producir por varias situaciones: atmosféricas, accidentes, intencionales o negligencia de las empresas, entre otros.
En nuestros sectores, tiene que ver, en su mayoría, con la poca o nula mantención que realiza la empresa (CGE), principalmente en los sectores rurales y de vasta proliferación de la flora vegetal.
Cuando se corta la luz, CGE no tiene cómo saberlo, solo cuando los usuarios reclaman, si es que atienden el llamado. Si llaman a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, esta se contacta con CGE para el reclamo correspondiente, quienes tienen que realizar una inspección ocular en el lugar de la falla.
No solo los cortes de luz afectan a los usuarios, sino que también la baja tensión, la que no alcanza para que los electrodomésticos funcionen en forma óptima, incluso dañándolos. ¿Y quién responde?
Emprendedores, pequeños negocios, supermercados, etc. pierden la cadena de frío y, por ende, les causa un perjuicio, principalmente en el rubro alimentación, fármacos, etc.
En primer lugar, hay que contratar un técnico eléctrico certificado para que detecte el daño causado (obvio que cobra por su servicio). Luego, este informe va a CGE, que generalmente se opone. Más tarde lo ve la Superintendencia de Electricidad y Combustibles. Si no falla a favor del cliente, va a la justicia, quien deberá dirimir la disputa, lo que en algunos casos se demora años en obtener una respuesta favorable.
La falta de tecnología en CGE (porque no invierten) y hay ocasiones en que no cuentan con personal suficiente para atender todos los requerimientos, lo que conlleva a estar sujetos a una multa que les aplica la superintendencia.
Ante estos problemas, es más fácil y redituable pagar la multa; es más, les sale más económico que invertir como debieran para que la energía en nuestros hogares, empresas, industrias, hospitales, etc., sea constante.
Al parecer, sigue siendo la solución más sencilla (pagar la multa y compensaciones) que realizar efectivamente la inversión en la red de distribución.
El invierno se nos avecina y, con ello, el factor vientos y lluvias provocarán seguramente nuevos cortes de energía, donde CGE volverá a estar en el ojo del huracán, pero no se van a inmutar, mientras que el costo de la energía aumenta en forma considerable y seguirá golpeando los bolsillos de las familias más vulnerables, donde estas empresas son apáticas. Nosotros, los clientes, somos un número y ojalá en color azul para la empresa.
No le sigamos la corriente para bajar la tensión.

Miguel Ángel Soares de Lima

Periodista

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